La reciente filtración de información a través del Signal-Gate ha revelado un grave problema de seguridad para las agencias gubernamentales de EE. UU. pero también, por extensión, para las marinas europeas. Mientras la atención se ha centrado principalmente en las implicaciones de la filtración para la privacidad de las comunicaciones, hay una frase clave que ha pasado desapercibida: Mike Waltz, asesor de seguridad nacional de EE. UU., señaló que “las marinas europeas no tienen la capacidad para defenderse contra los tipos de misiles y drones sofisticados que utilizan los hutíes”. Este comentario es más que una simple crítica; es una alerta sobre la falta de preparación que podría tener consecuencias desastrosas si Europa no toma medidas urgentes para modernizar y fortalecer sus fuerzas navales.
Ejemplos no faltan. Los problemas de las fragatas alemanas y danesas
Los incidentes con las fragatas FGS Hessen (Alemania) y HDMS Iver Huitfeldt (Dinamarca), ambas desplegadas en zona de operaciones, como el problema de la fragata HDMS Niels Juel (Dinamarca) en base, son ejemplos claros de las limitaciones operativas de las marinas europeas al enfrentar amenazas modernas, como drones y misiles.
En febrero de 2024, durante una misión en el Mar Rojo, la FGS Hessen disparó dos misiles SM-2 contra un MQ-9 Reaper de la Fuerza Aérea de EE. UU., al confundirlo con una amenaza enemiga. «Afortunadamente» los misiles fallaron debido a un fallo técnico, evitando lo que podría haber sido un incidente diplomático grave. Esto resalta los peligros de la falta de precisión y la necesidad urgente de mejorar la identificación y clasificación de amenazas en tiempo real.
Un mes después, en marzo de 2024, durante una operación, también en el Mar Rojo, contra drones hutíes, la fragata danesa HDMS Iver Huitfeldt sufrió problemas técnicos que impidieron el uso de su sistema principal de misiles ¡ durante más de media hora ! Además, los proyectiles de 76 mm disparados desde sus cañones explotaron prematuramente, comprometiendo la seguridad del buque y sus escoltas.
Este incidente señala un fallo crítico en la capacidad operativa de algunas marinas europeas para hacer frente a ataques rápidos y asimétricos. Como resultado de estos fallos, el jefe del Estado Mayor danés fue destituido, lo que demuestra la gravedad que el incidente alcanzó en términos de responsabilidad y control operacional.
Para más inri, al día siguiente de su destitución, ocurrió otro incidente a bordo de la fragata HDMS Niels Juel, cuando un misil Harpoon experimentó un fallo técnico durante una prueba rutinaria en la base naval de Korsør, en Dinamarca. Este fallo en el sistema de armas fue significativo, ya que el misil se activó de manera inesperada, lo que llevó a un riesgo potencial de lanzamiento en un área no designada. Este problema técnico no solo afectó la operatividad del buque, sino que también obligó a las autoridades danesas a cerrar temporalmente una parte del estrecho del Báltico por razones de seguridad.
La amenaza rusa: capacidades y desafíos
Si bien la marina rusa ha sufrido reveses importantes en el conflicto de Ucrania, especialmente en el Mar Negro, su capacidad de modernización sigue representando una gran amenaza para Europa. En particular, la flota de submarinos nucleares de Rusia es un desafío directo para las marinas europeas, ya que estos submarinos poseen la capacidad de neutralizar gran parte de las unidades navales europeas. Solo Francia y el Reino Unido disponen de submarinos nucleares de ataque con capacidades comparables para contrarrestar esta amenaza. Esta diferencia en capacidades crea una vulnerabilidad estratégica crítica, especialmente cuando se considera la creciente proliferación de estas fuerzas nucleares rusas en el Atlántico y en áreas cercanas a Europa.
La importancia de proteger rutas marítimas vitales
En un contexto de inseguridad y vulnerabilidad crecientes, la autonomía de las marinas europeas se vuelve esencial, especialmente cuando se considera la importancia estratégica de las rutas marítimas. Gran parte de las importaciones europeas, incluidas materias primas clave como el petróleo y el gas natural, transitan por el Canal de Suez. Esta vía conecta el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo, y es una de las rutas más importantes para el comercio global. El Canal de Suez maneja entre el 12% y el 15% del comercio mundial, facilitando el tránsito de aproximadamente el 20% del petróleo y el 25% del gas natural licuado a nivel global. Es una arteria vital no solo para el comercio global, sino también para la economía europea.
Para Europa, el Canal de Suez es aún más crucial. Aproximadamente el 40% del comercio entre Europa y Asia transita por esta ruta. Por ejemplo, España tiene una exposición significativa a cualquier interrupción en el Mar Rojo, con casi el 10% de su comercio exterior total en riesgo en tales circunstancias. Sin el Canal de Suez, la única alternativa sería rodear todo el continente africano, pasando por el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, lo que añade 9.000 kilómetros al viaje y retrasa las entregas entre seis y catorce días. Este retraso no solo incrementaría los costos operativos, sino que también aumentaría la vulnerabilidad de Europa ante interrupciones logísticas y ataques marítimos. Es por ello que la capacidad de proteger estas rutas debe ser una prioridad estratégica para las marinas europeas.
Europa sigue siendo vulnerable, militarmente y geopolíticamente.
Lo que los recientes incidentes con las fragatas alemana y danesa y las observaciones de Mike Waltz nos enseñan es que las marinas europeas no están completamente preparadas para enfrentar amenazas marítimas modernas. Estas vulnerabilidades operativas ponen en riesgo no solo la seguridad de sus fuerzas navales, sino también el acceso a rutas comerciales clave, como el Canal de Suez.
La dependencia de Europa de tecnologías extranjeras y la falta de estrategias autónomas de defensa naval dejan al continente en una posición vulnerable frente a amenazas complejas, tanto de actores no estatales como de potencias emergentes como Rusia. Para contrarrestar estas amenazas, Europa debe invertir en capacidades propias, desarrollar una autonomía de defensa marítima y garantizar que sus fuerzas navales puedan operar de forma independiente en escenarios críticos. Sin una estrategia defensiva robusta y moderna, Europa corre el riesgo de perder el control sobre sus rutas comerciales más vitales, lo que podría tener consecuencias económicas y geopolíticas catastróficas.
Mr. Lynx
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