(Fecha publicación: 17 de octubre de 2025)
Dinamarca anunció el pasado viernes un gasto adicional de defensa de 4.200 millones de dólares para reforzar la seguridad en las regiones del Ártico y el Atlántico Norte, incluida Groenlandia, donde establecerá un cuartel general permanente por primera vez.
Se ha decidido reforzar la defensa ártica por una razón simple: Groenlandia se ha convertido en una pieza clave del tablero global. Lo que antes era una periferia helada es ahora el flanco que define la seguridad del Atlántico Norte.
El deshielo ha multiplicado el valor de Groenlandia: nuevas rutas, nuevos recursos y una exposición geográfica que no se puede puede proteger a distancia. Dinamarca lo sabe: su soberanía depende de estar presente. El control de Groenlandia no pasa principalmente por tener tropas de forma permanente en el territorio, sino en dominar el dominio invisible: radares, inteligencia, ciberdefensa, espacio y comunicaciones submarinas.
El “calentamiento” no es solo climático, también está provocado por las fricciones entre las grandes potencias. EEUU ha reforzado su presencia en Pituffik Space Base, un enclave que ya no solo rastrea satélites, sino que integra sensores para defensa aeroespacial y comunicaciones globales. Rusia ha reactivado bases al norte de Murmansk y prueba constantemente su capacidad para operar bombarderos y submarinos en las condiciones extremas del ártico. China también quiere jugar un papel y busca una entrada en Groenlandia por la vía económica (minería e infraestructuras), pero proyectos clave se ya han frenado por la presión de Copenhague y principalmente Washington.
Desde un punto de vista geoestratégico, Groenlandia es el ancla norte del GIUK gap (Greenland–Iceland–UK), pasillo marítimo y aéreo que conecta el Ártico con el Atlántico Norte. Controlar ese corredor es vital para detectar el movimiento de submarinos nucleares y bombarderos de largo alcance rusos.
Mientras tanto, la población nativa busca más voz y capacidad de decisión en el eje Nuuk–Copenhague, con Washington como socio de seguridad y al mismo tiempo elemento desestabilizador, con sus intentos de compra o su presión para influir en Copenhague sobre inversiones sensibles, especialmente de capital chino.
La Unión Europea, fiel a su costumbre, llegando tarde. Mucho discurso y pocos medios: faltan patrulleros árticos, capacidades ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento), logística para climas extremos y un largo etcétera. Dinamarca se mueve porque no le queda otro remedio per el resto de socios europeos deberían estar acompañando ya con aviones de patrulla marítima en rotación, unidades navales adecuadas y un preposicionamiento permanente con maniobras constantes.
Pregunta: ¿Hasta cuándo puede Europa delegar en la OTAN la vigilancia del Ártico y más concretamente de Groenlandia y seguir llamándola territorio propio?
Mr. Lynx
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