Nadie duda de la gran importancia y relevancia que representa para la Marina o Armada de cualquier país contar con una flota de submarinos, ya sean convencionales o nucleares según sus capacidades y recursos.
Hoy en dia, los submarinos convencionales (SSK) son capaces de cumplir misiones como proyectar su capacidad ofensiva sobre objetivos terrestres, realizar misiones con operaciones de comandos especiales, labores de protección de una Fuerza desembarco, o de una Fuerza Naval en cualquier teatro de operaciones y también misiones de vigilancia e inteligencia (I&W).
Por todo ello, no ha fuerza naval que se precie que no cuente con su flota de submarinos. De hecho el mercado de submarinos SSK es uno de los más activos en materia de defensa durante los últimos años. ¿El problema? Una fuerza de submarinos es costosa y compleja de operar y mantener además que sus planes de desarrollo suelen ser a largo plazo, por lo que un error en la planificación se paga caro, como veremos en el siguiente ejemplo…
En 1994, el gobierno británico en una de sus típicas improvisadas decisiones en materia de defensa, decidió poner a la venta los 4 submarinos convencionales de la clase Upholder de la Royal Navy cuando apenas hacia 3 años que había comisionado la primera de sus unidades y que daba nombre a la nueva serie de submarinos. Se decidió que a partir de entonces sólo contarían con submarinos nucleares. Poco importaban las lecciones aprendidas de la Guerra de las Malvinas y ver que los submarinos convencionales tambien podian jugar un papel destacado. Tampoco los impresionantes costes de desarrollo y una década de esfuerzos donde los astilleros de Vickers Shipbuilding and Engineering Ltd aunaron las lecciones aprendidas de la clase Oberon y el diseño de los nuevos submarinos nucleares de la clase Trafalgar.
Los submarinos de la clase Upholder fueron construidos con casco de forma de lágrima (teardrop), como los nucleares, y la vela se construyó a partir de fibra de vidrio para mantener el peso controlado. Se utilizó tecnología que normalmente sólo se podía encontrar en los submarinos nucleares y por ello fueron reconocidos como uno de los mejores submarinos diesel-eléctricos del mundo jamás construidos.
Así que cómo no calificar de ganga cuando en 1998 ofrecieron los 4 submarinos al Departamento de Defensa del Gobierno de Canadá al precio de 750 millones de dólares en un contrato de compra, incluyendo modificaciones, traslados y otros gastos. Por entonces, la Marina Real Canadiense necesitaba urgentemente a los obsoletos submarinos de la clase Oberon para cumplir las misiones de vigilancia y protección de aguas territorial asi como cumplir con sus obligaciones de la OTAN. Desde luego parecía una alternativa ideal ante el gasto que representaba la compra de nuevos buques. La decisión ya estaba tomada y los submarinos ingleses serían renombrados como clase Victoria.
Pero los medios de comunicación canadienses no tardaron en empezaron a desvelar «gastos ocultos» que junto a las modificaciones que los submarinos requerían para cumplir con las misiones específicas de la Marina Real Canadiense, hacía elevar «la factura» a una cifra cercana a los 2000 millones de dólares.
El coste de sacar los submarinos del dique seco y realizar las modificaciones se había disparado y ya empezaron a escucharse las primeras voces contra el acuerdo. Para colmo, se produjo un incendio a bordo de HMCS Chicoutimi (ex HMS Upholder) en su viaje inaugural en 2004 falleciendo un miembro de la tripulación. Desde entonces está en el dique seco. El resto de submarinos, que ya habian sido entregados a la Marina Real Canadiense debieron permanecer en puerto a fin de ir resolviendo las deficiencias que se habían presentado debido a los años varados en los diques secos en el Reino Unido.
La semana pasada se produjo otro incendio, esta vez de menor gravedad, en el HMCS Victoria (ex HMS Unseen) mientras estaba atracado en la Base Naval Esquimalt (BC). El HMCS Victoria justo acaba de pasar 5 años en carena. Una «actualización» que ha tenido un coste de casi 200 millones de dólares. Lo más grave es que el HMCS Victoria es lo más cercano que tienen los canadieneses a un submarino en estado operativo en estos momentos.
El HMCS Corner Brook actualmente está siendo reparado después de haber chocado contrado el fondo marino durante una misión de entrenamiento y es el próximo en en realizar la gran carena, asi que no volverá a entrar en servicio hasta dentro de cinco años más.
Por último El HMCS Windsor (ver foto) completará su carena el año que viene, pero está sufriendo problemas de oxidación que limitarán su capacidad de inmersión, según informaciones de la prensa canadiense.
Por tanto, la Marina Real Canadiense no va a poder contar con una fuerza operativa de submarinos (al menos 3 unidades en servicio), hasta 2013, o sea, 15 años desde que se realizó la compra y sin dar cifras claras del coste que está suponiendo todo el programa desde entonces.
El gran problema para el Gobierno Canadiense es la ausencia de alternativa. No cabe duda que a la larga ha sido un mal negocio. Durante estos 15 años, millones de dólares se han gastado en unas unidades que no han ofrecido servicio alguno al pais. Al pais no le hubiera ido nada mal gastar dicho presupuesto en barcos patrulleros y rompehielos dadas las caracteristicas martitimas del pais norteamericano.
Muchas voces claman por la disolución de la flota submarina. A priori puede parecer una locura a estas alturas, después de todo el dinero gastado, y lo que representa no contar con una plataforma de este tipo, pero pensándolo bien quizás sea la alternativa más eficaz para el futuro. Durante los próximos años la operatividad de los submarinos no es que vaya a mejorar de forma radical y además sus cuadernas van acumulando años; en 2016, las del HMCS Chicoutimi, 30 años.
Quizás sea momento de todas decisiones valientes y pensar ya mismo en su relevo porque ese es precisamente otro de los problemas con el arma submarina; el tiempo. Desde que se estudia la adquisición de un submarino de nueva construcción hasta que se realiza la entrega de la primera unidad, suele pasar toda una década. Dentro de 10 años, los submarinos de la clase Upholder/Victoria tendrán unos 30/35 años. Con las debidas actualizaciones aún estarán en disposición de venderse a otro pais y así poder sufragar parte de los gastos de adquisición de la nueva clase de submarinos.
La alternativa fácil, que es la que va a seguir el gobierno canadiense, es la huida adelante. Van a seguir gastando dinero en una flota de submarinos que aseguran que es vital para la defensa del pais, pero que llevan 15 años sin poder contar con ellos y que a dia de hoy ninguno de ellos está en disposición de disparar torpedo alguno, sumergirse o tan siquiera salir a la mar. Además ello implica seguir con ellos hasta el final. Canadá no tendrá nuevos submarinos hasta dentro de unos 20 años, con la clase Victoria agonizando con 40 años de penurias bajo sus cascos de acero y a saber cuando millones de dolares gastados en reparaciones.
Es el precio de la política y sus cortas miras estratégicas que sólo ven de 4 años en 4 años.
El Lince Analista